martes, 11 de noviembre de 2014

Retrospección

Perdido por la premura de enfrentar los desafíos de las contingencias del  día a día, rara vez doy una mirada retrospectiva a lo vivido, salvo cuando algún acontecimiento del presente me hace recordar eventos ya vividos. Por ello, y pese a que sigo atareado por premuras ajenas, igual estoy intentando robar algo de mi tiempo de sueño para hacer el ejercicio.

Pero, ¿desde cuándo? Quizás es mejor tomar sólo algunas cosas al azar,  como cuando plantaba en invierno matas de mutilla en Putúe y gustaba oír el crujido de la escarcha bajo mis pies. En primavera buscaba orquídeas o arrancaba margaritas y en verano degustaba minúsculos racimos de zarzaparrilla bajo la sombra de los hualles  o, mientras vigilaba los queltehues para saber el lugar donde tenían en descampado sus nidos, me entintaba los dientes,  la lengua y todo el tubo digestivo con el maqui. Sí, ya no tengo ese privilegio, ni de la compañía de mis vástagos,
ni del templado clima del sur chileno… ya lo dijo Nicolás Maquiavelo “los hombres olvidamos mas rápidamente la muerte de nuestro padre que la perdida de nuestro patrimonio” y estaba en lo cierto. Pero  nunca tuve un gran patrimonio material, en ese aspecto fui y sigo siendo un hombre pobre, aparte de algunos bienes inmuebles, lo demás era (1)"paja molida". pero mi patrimonio era valioso quizás porque estaba integrado por esas cosas intangibles pero invaluables que hacen henchir el pecho y palpitar más fuerte el corazón.

En el presente, elecciones en Brasil. He asistido estupefacto, atónito al triste espectáculo que ha tramado el oficialismo ateo y marxista liderado por el Partido de los Trabajadores, para no ser desalojados del poder. El uso de la mentira repetida hasta el cansancio; la calumnia gratuita a sus adversarios; la evasión constante de su responsabilidad frente a la realidad de la corrupción desatada, práctica institucionalizada entre sus más altos líderes en sus tres gobiernos; sus esfuerzos solapados, no por indignarse con los corruptos, sino por evitar que sean llevados a juicio o por dificultar que tales actos repudiables salgan a  la luz para conocimiento de toda la nación; el burdo maquillaje de la realidad y la ocultación de las cifras negativas como resultado de sus gobiernos populistas que dicen amar a los pobres pero que en verdad lo único que hacen es implementar políticas de subsidios para que estos aparezcan como saliendo de la pobreza y entrando en el pleno empleo, cuando en verdad sólo se les ofrece un paliativo para mantenerlos en la pobreza y que solo crea dependencia, de la cual será aún mas difícil sacarlos que curar un enfermo terminal de cáncer;  de paso, se los utiliza para asegurar un voto cautivo por el estómago o, si esto fracasa, mediante el terrorismo electoral con la amenaza de dejarlos fuera de dichos beneficios si votan en el adversario, Estas viles prácticas de la sucia y vergonzosa cara de la política exhibida por el P.T. me recuerda casi calcadas las prácticas de la derecha reaccionaria en Chile en el período de la dictadura pinochetista, solo que acá estos reaccionarios izquierdistas cayeron aun mas bajo al usar un lenguaje de cabaret para vilipendiar a sus adversarios, particularmente al social demócrata Aecio Neves. Pobre pueblo brasilero poco informado, ha caído en la celada de la maquinación vil, mentirosa, calumniadora de un grupo de políticos que persiguen sus idearios de asalto al poder validando cualquier estrategia aunque sea contraria a la ética y a la decencia, por sobre los intereses de engrandecer esta nación. Espero ahora que han conseguido mantenerse en el gobierno, que prime la cordura, aunque lo veo difícil, solo un par de días después se han quitado la careta y han sido honestos, creo que por primera vez, al reconocer que ahora su objetivo es conseguir ejercer su hegemonía en todos los ámbitos de la sociedad y democratizar la prensa, esto es, con certeza, ponerle la bota encima bajo la férrea censura del totalitarismo que persiguen; entre otras perlas de similares características.

Yo he sido de izquierda de toda una vida, sin embargo con los años de ver como los "ismos" en este sector se han movido hacia el totalitarismo ateo, populista  e intransigente, me he ido ubicando en el centro; pero siempre he valorado al adversario, porque en la vida se pueden tener posiciones, pero no se es dueño de la verdad, La tolerancia hace bien porque se llega a un justo medio que beneficia a las mayorías e incluye también las aspiraciones de los grupos sociales menos representativos, pero la política hoy en día es así, sucia y artera, el ciudadano común se deja encantar con discursos floreados de promesas y palabras bonitas, pero llenos de solapadas mentiras y palmoteos en las espaldas para asegurar el voto. Y después, hasta la próxima elección, a montar otra historia creíble pero igual de mentirosa, quizás en una nueva circunscripción, para seguir vacunando enfermos de credibilidad y esperanzas.
Si lo digo, es porque se, porque viví en carne propia lo que es ser candidato, solo que yo, cuando lo fui, realmente quise honrar el término, esto es, ser cándido, es decir, traslúcido, sin oscuros rincones de mezquindades y egos. Pero de nada valió, el pueblo, se va por aquellos que despilfarran recursos, ganan espacios en los medios a punta de dinero prestado con intereses de parte de los grupos de poder, quienes  hacen sus apuestas para asegurarse la defensa de sus intereses, cuando el "candidato" se siente en el escaño pretendido.

Pero, volviendo al meollo de este comentario, no es buen negocio llevar el pasado a cuestas como una carga que hace tambalear los pasos del caminante que busca alcanzar sus metas, aquel jirón de sueños que dan sentido a su existencia para no volverse un vagabundo. Si, un saco con recuerdos puede ser tan pesado que nos sea imposible alzar los ojos para otear nuestro destino.  Pero de vez en cuando hay que hacer un alto en el camino,  allí es bueno escudriñar nuestras debilidades, nuestras caídas, los resbalones que nos hicieron alguna vez llegar al fondo del pozo, pero no para lamentarnos por ello, sino para rescatar los aciertos y las fortalezas que nos permitieron levantarnos. Nadie valora mejor la felicidad que aquel que ha experimentado el sufrimiento, ni habrán ojos mas ávidos de luz que aquellos que han estado presos en las tinieblas. Sólo aquél que ha padecido necesidades aprecia cuan dulce es un bocado de pan ganado con esfuerzo.

Quizás, lo que mas dejó huellas fueron aquellas confesiones de mi padre, su pecho herido y su pesada carga heredada. Cuantas veces lo escuché lamentarse por no poder hacer lo que quería, o levantarse una y otra vez para afirmarse apenas en sus piernas que fueron secándose de fuerzas robadas por raros genes pifios y al final, extraviáronse también sus pensamientos ganándose odiosidades de los que no comprendían su decadencia. Cuan rápidamente caía en el olvido su ingenio e inteligencia. Es la vida y sus percances, hay veces que todo parece sonreír pero a la vuelta  del camino están las piedras, los tropiezos. Solo vence aquel que persevera mientras aún le queden fuerzas.

La mirada también hay que dirigirla hacia dentro, escarbando en ese baúl de recuerdos, de emociones, de alegrías, de callados sollozos almacenados en los recodos de la memoria que el tiempo se ha encargado de atenuar bajo el polvo del presente, de la lucha cotidiana por arrancar un minuto mas a la  existencia. Los amores juveniles, mas bien amoríos que no pasaban mas allá de miradas de niño infeliz a la beldad del curso. ¡Ay! Que triste era no ser correspondido. Allí dentro, es donde se vive realmente la vida, se sienten los apegos, las caricias, las bofetadas. Allí es donde se curte la piel que enfrentará el mañana, el temple, la fuerza, el empeño que se pone ante el desafío. Reconozco que algunas cosas me fueron fáciles, aprender solo viendo o escuchando, pocas veces tenía que estudiar o repasar apuntes, es más, desde la enseñanza media, ellos casi no existían y mas de alguna mala calificación me gané por no tenerlos. En cambio en otros aspectos “la sufrí” con vergüenza  y hasta con más de alguna lágrima. Recuerdo el uso obligado de zapatos plásticos un año en la escuela básica, pues mi abuela carecía de recursos para darme unos de mejor calidad. La vergüenza no era por usarlos sino porque después de correr en los recreos mis pies quedaban ensopados y malolientes. Sí, no es fácil enfrentar desafíos cuando escasean los recursos, pero salir a flote es reconfortante. Cuando veo los niños de hoy, cuando los niveles de pobreza se han reducido grandemente, pienso ¿cuáles serán sus  problemas? Parecen ser de una índole muy distinta a los que teníamos en mi generación. Hoy no es el tipo de zapatos sino, de que marca son, ni tener que andar kilómetros a la intemperie días y años por fangosos caminos para escapar de la ignorancia, sino de poder contratar una buena movilización que te lleva de tu casa a las puertas de la escuela. Mayor comodidad es buena, pero no templa el carácter de estos nuevos adultos del mañana y, en aquellos casos donde las normas escasean por padres ausentes, tenemos resultados muchas veces preocupantes por no querer llamarlos aterradores: indolencia, apatía, violencia, vicios, sexismo, falta de identificación sexual, drogadicción y dependencias. ¿Cuán responsables somos los adultos por ello? Yo diría mejor ¿Cuán culpables son algunas disciplinas  como la psicología y particularmente la psicopedagogía del triunfo de la permisividad por sobre la definición de límites claros en el ámbito de la conducta infanto-juvenil? Hay algo que aclarar ahí. Pero mas culpables son aquellos legisladores que se han hecho eco de argumentos probados con forceps para quitar a los padres el derecho de encausar a sus hijos por senderos del bien y de los altos valores de la honestidad y la decencia. El resultado está a la vista; "cracolandias"(2) por doquier, traficantes imponiendo sus normas  de terror y vicio a poblaciones enteras con la venia de policías corruptos y gobernantes timoratos o que también cobran una parte de la “torta”; innúmeros estudiantes viciados que nunca acaban sus estudios sino que acaban nutriendo los bandos delictuales, las estadísticas de muertes violentas, la prostitución, el libertinaje sexual,  y la sobre-población de cárceles  y centros de rehabilitación.

Recuerdo las juntas con los amigos en la plaza de Nueva Imperial y las bromas pesadas que hacíamos a los transeúntes,  como aquella vez que encontramos un “guarén”(3) muerto, lo metimos dentro de una caja de zapatos y la envolvimos con papel de diario, parecía recién salido de la Favorita (la tienda de la esquina); luego la abandonamos en un asiento de la plaza y nos alejamos para ver lo que acontecería. No tardó mucho, un hombre “le echó el ojo” (4) y con disimulo fue hasta la banca y se sentó en la punta opuesta a donde estaba la caja, poco a poco se deslizó sobre la banca hasta quedar sentado junto al paquete, después sin prisa y mirando al entorno de reojo, tomó el “regalo”, lo sopesó y se fue con el a cuestas, mientras yo y mis amigos conteníamos a duras penas la risa que amenazaba salírsenos hasta por los ojos. Imagino la sorpresa que habrá tenido cuando desenvolvió nuestro regalo a la codicia. Hoy lo veo y me recrimino, no era mejor que los políticos que hoy en día venden ilusiones, mientras se cagan de la risa de sus crédulos  indoctos, atiborrándose los bolsillos con gananciales deshonestos mientras sus ilusos codiciosos reciben podredumbre y desgobierno.


Pero un día, cuando ya todo era rutinas  y me era difícil saber si  dormía o vegetaba, después de despabilarme un poco de un empleo que amenazaba corromperme, llegaste vendaval repentino remeciéndolo todo, solo allí descubrí que aún está vivo y que  me esperaban desafíos. El primero vivir con la ausencia de tu partida sin retorno. Luego, al poco tiempo quedé en la calle, sin  hijos, ni patrimonio excepto algo de ingenio, dos manos y algunas herramientas, lo justo y necesario para ir tras mi destino, porque, como bien reza el viejo adagio: “¿Adónde irá el buey que no are? A comenzar de nuevo y a “ponerle el hombro” que la vida continúa, que de amor no se vive ni nadie por amor se muere.

Algunos enlaces dignos de ser leídos: 
a.- http://www.istoe.com.br/reportagens/389182_A+CALUNIA+COMO+ARMA+DE+DESTRUICAO
b.-http://veja.abril.com.br/blog/felipe-moura-brasil/2014/10/17/video-aecio-desfaz-4-mentiras-de-dilma-de-uma-so-vez/
c.- http://www1.folha.uol.com.br/especial/2010/eleicoes/mentirometro-dilma_rousseff.shtml

d) Hoy 7-4-15 agrego un artículo postado hoy en el sito "O Antagonista" sobre el maquillaje de la realidad fiscal: http://www.oantagonista.com/posts/a-maquiagem-das-contas-publicas-por-um-governo-vagabundo


(1) Paja molida: expresión campesina tomada del hecho de que en la cosecha, al aventar en grano, la paja molida se la lleva el viento, y por lo mismo, no sirve, ni siquiera se puede almacenar para forraje, fig: de poca importancia o valor.

(2) Cracolandia: Palabra usada en Brasil para indicar el lugar citadino donde se reúnen los drogadictos sea para doparse, abastecerce de drogas o bien simplemente para pasar el día. Viene de Crac y land, esto es: tierra del crac.

(3) Guarén: Ratón grande, bastante común en el campo chileno que prefiere las acequias y frecuenta los lugares donde se acumulan desperdicios y aguas servidas.

(4) "Hecharle el ojo", Mirarlo, desearlo, codiciarlo, darle una ojeada.